La sierra poblana

En la Sierra Madre Oriental, en la porción colindante entre los estados de Veracruz, Puebla e Hidalgo, se ubica la “sierra norte de Puebla”, la cual, en función de ciertas características geográficas y culturales se puede dividir en dos regiones: la Huasteca y el Totonacapan

Tepehuas

Jamasipijni, ma'alh'ama

La familia lingüística totonacana –de cuyos hablantes sus asentamientos tradicionales se encuentran todos exclusivamente en México– está constituida por dos grupos de lenguas que conocemos como tepehua y totonaco. Aproximadamente 10,000 personas en México tienen por lengua materna un idioma totonacano al que llaman tepehua. De acuerdo a estudios realizados por el Instituto Lingüístico de Verano, el grado de comprensión entre los hablantes de las variantes idiomáticas tepehuas varía entre el 30 y el 70%, razón por la cual no puede considerarse que exista un solo idioma tepehua, sino al menos dos. Los tepehuas del norte (jamasipijni) cuyas comunidades históricas se asientan en los municipios veracruzanos de Tlachichilco, Zontecomatlán y Texcatepec, hablan una lengua muy distinta (30% de inteligibilidad interdialectal) de la que hablan los tepehuas del sureste. Además de su territorio tradicional en la Huasteca, habitan también –desde tiempos más recientes– en ciudades del Distrito Federal, Estado de México, Hidalgo, Tamaulipas y Carolina del Norte. Roberto Williams García (2004 [1963]) dedicó algunas cortas secciones de su libro a estos tepehuas, específicamente a los de Chintipán (mpio. Tlachichilco), pero son, en general, poco conocidos en la literatura antropológica. De entre las prácticas rituales de los tepehuas del norte, resultan particularmente llamativas las prácticas sacrificiales de raigambre amerindia por las que las que se espera que las aves apenas degolladas salpiquen su sangre en mantas dispuestas para enmarcar el espacio ritual, de manera que “escriban” sobre la tela con su tinta sanguinolenta los textos que el especialista ritual habrá de interpretar (Israel Lazcarro, comunicación personal).
Los tepehuas del sureste (ma'alh'ama) se distinguen en varios grupos. Por un lado, los tepehuas del municipio hidalguense de Huehuetla –a quienes llamaremos tepehuas occidentales–, de quienes tenemos los registros etnográficos más antiguos y, de entre los publicados, los más recientes (Gessain, 1938; 1947; Gessain y Stresser-Péan, 1953; 2008 [1953]; Lagunas Arias, 2004; Starr, 1908). Sin tener datos precisos, sabemos que entre fines del siglo xix y principios del xx, acaso hasta el tiempo en que la guerra de la segunda década del siglo pasado causó estragos en la región, una buena cantidad de tepehuas huehuetecos salieron de su comunidad de origen para refugiarse en la comunidad tepehua oriental de San Pedro Tziltzacuapan (mpio. Ixhuatlán de Madero, Ver.) y en diversas comunidades totonacas del norte, de entre las que Mecapalapa (mpio. Pantepec, Pue.) recibió el mayor contingente. Muchos de estos tepehuas de origen huehueteco terminaron por confundirse entre los indígenas de las comunidades a las que eligieron como nuevo hogar. 
Otros, sin embargo, aunque adoptaron parte de las costumbres de sus anfitriones, conservaron su identidad tepehua. A este subgrupo lo llamaremos el de los “tepehuas poblanos”, que habitan en los municipios poblanos de Pantepec, Francisco Z. Mena y Venustiano Carranza (tal vez también Xicotepec), aunque no son los únicos que viven en el Estado de Puebla. Poco se ha escrito de estos tepehuas aquí llamados poblanos (Heiras, 2003; 2006; 2010a).
El tercer y último subgrupo de entre los tepehuas del sureste es el de los tepehuas orientales, al que más páginas ha dedicado la literatura antropológica, en donde destacan los trabajos clásicos de Boilés (1967) y Williams (2004 [1963]), a los que se añaden algunos más recientes (Álvarez Enríquez, 2001; Heiras, 2010b). Todos los tepehuas orientales tienen su origen, hasta donde su memoria llega, en la comunidad de San Pedro Tziltzacuapan, misma que se ha fisionado para dar nacimiento a la comunidad mejor conocida y que se destaca por ser la de mayor densidad demográfica y una de las que mayor vitalidad reservan para la lengua amerindia y las costumbres antiguas: Pisaflores. Además de esta última, otras comunidades más, con el mismo origen pedreño, se encuentran en el municipio veracruzano de Ixhuatlán de Madero, en los municipios poblanos vecinos de Francisco Z. Mena y Pantepec, y en el más lejano de Pánuco, Ver. Además de sus territorios tradicionales en Hidalgo, Puebla y Veracruz, los tepehuas del sureste han encontrado vida en diversas ciudades de Puebla, Hidalgo, Tamaulipas, el Estado de México y el Distrito Federal; en menor medida en ciudades de los Estados Unidos de América.
Los más antiguos registros etnográficos dedicados a los tepehuas occidentales y los más recientes abocados a los orientales, hacen descollar las prácticas rituales de los tepehuas del sureste por su tradición de recorte de papel para dar cuerpo a los diversos seres no humanos con los que tratan durante sus ceremonias (Sandstrom y Sandstrom, 1986). Un rasgo cultural peculiar de los tepehuas del sureste es, según lo dejan ver Donald y Dorothy Cordry, la muy característica técnica por la que destiñen la prenda femenina que conocemos por el nombre náhuatl de quechquémitl, kexkentapun (tapún) en lengua tepehua (Cordry y Cordry, 1968). Una de esas hermosas piezas, resguardada en el acervo de la colección etnográfica del Museo Nacional de Antropología, colectada el año de 1964 en San Pedro Tziltzacuapan (número de catálogo 64315(64)II 35b-10), aparece como la imagen del textil que acompaña este texto.

HEIRAS RODRÍGUEZ, Carlos Guadalupe, Pi red a.c,  2012.







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Foto: Mbixi. 2013
Tepetate, Ixhuatlán de Madero 


Tapun (kexkeme) tepehua "






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